«Acompañar en el duelo es un acto de humanidad que nos transforma por dentro»

Hablar del duelo es hablar de una de las experiencias más universales y, a la vez, más desconocidas. En nuestra sociedad, a menudo evitamos el sufrimiento que conlleva la pérdida, sin darnos cuenta de la importancia de acompañarlo con sensibilidad y profesionalidad.

Para profundizar en este tema, en Fundación Hospitalarias Arturo Soria conversamos con Marisa Magaña Loarte, una de las voces más reconocidas en el ámbito del duelo complicado. Con casi 30 años de experiencia, Marisa ha dedicado su trayectoria a la formación y acompañamiento de personas en duelo, liderando el Centro de Escucha de San Camilo y formando a profesionales en distintas instituciones. En esta entrevista, comparte su visión sobre los desafíos en la intervención del duelo, la importancia de la formación en este ámbito y el impacto que tiene el acompañamiento empático en quienes atraviesan momentos difíciles.

Para comenzar, Marisa, cuéntanos un poco sobre tu trayectoria profesional y qué te llevó a especializarse en el tratamiento del duelo complicado.

Realmente mi trayectoria profesional es bastante curiosa, yo comencé interesándome por los adolescentes y cada paso que fui dando me fue llevando al duelo, allá donde iba. En La Fundación Mario Losantos comencé formando a voluntarios para crear un servicio de atención al duelo y después, justo cuando volví a San Camilo, pensando en cambiar de registro, quedo libre el puesto de dirección del Centro de Escucha y José Carlos Bermejo, me lo ofreció. Pensé: “debe ser que mi camino ha de ir por aquí”. Hoy día llevo casi 30 años acompañando y trabajando el duelo, y doy gracias a Dios por ello, porque algo así te va trasformando por dentro.

En tu experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentan los profesionales de la salud mental al abordar el duelo en sus pacientes?

En mi opinión, sin duda la falta de formación, tanto en salud mental como en otras disciplinas. El duelo, cuando requiere tratamiento es porque varios aspectos de la estructura de la personalidad del doliente están resentidos, no es sencillo llegar a ello y ayudar a transformarlo. Cuando falta formación, las intervenciones se realizan a nivel bastante superficial y en algunos casos incluso de manera incorrecta. Creo que debería ser un compromiso obligado el que todas aquellas personas que trabajan con personas en estado de vulnerabilidad, por causa de pérdidas, tuvieran una sólida formación en intervención en duelo.

Actualmente estás impartiendo una formación en duelo a los profesionales de la Fundación Hospitalarias Arturo Soria. ¿Cuáles son los objetivos principales de esta formación?

De la mano de Juan Carlos Estévez, coordinador de pastoral y voluntariado, hemos llegado a los profesionales de la Fundación Hospitalarias Arturo Soria. Sensibilizar sobre este tema en una institución que se enfrenta tan asiduamente a la pérdida, es de agradecer. Los objetivos principales son: que los participantes puedan adquirir conocimientos generales de lo que es un proceso de duelo, y sus características, así como trabajar a nivel experiencial lo que significa la pérdida, desde el punto de vista psicoemocional, y como abordarla.

¿Cómo crees que esta formación puede impactar en la atención que los profesionales brindan a los usuarios de nuestros dispositivos y sus familias?

Considero que aumentar la sensibilidad hacia el duelo, y el sufrimiento que conlleva, es importante para poder acompañar a sus iguales o a los usuarios cuando estén atravesando estos momentos tan duros. Cuando se está pasando por tanto dolor, el sentimiento de soledad suele estar muy presente, encontrar a alguien que empatiza con lo que estás viviendo y entiende lo que le compartes, es una bendición.

Se habla mucho de la importancia de cuidar al cuidador. Desde tu experiencia, ¿cómo pueden los profesionales, dedicados a la salud mental, gestionar su propio duelo y el impacto emocional de su labor?

Sintiéndose acompañados, comprendidos y con espacio para poder compartir y desahogarse. Al final lo que sana es el ser humano y el vínculo, de ayuda, que establecemos entre nosotros.

En tu opinión, ¿cuáles son las claves para acompañar a una persona en duelo de manera efectiva y empática?

Principalmente acogerla desde sus necesidades, permitirla expresarse escuchándola desde la presencia, con resonancia emocional, orientarla en lo que necesite saber para su sana evolución, respetar sus tiempos y sus vulnerabilidades.

¿Has notado cambios en la forma en que la sociedad afronta el duelo en los últimos años? ¿Qué retos cree que aún quedan por afrontar?

No tanto como se necesitaría. Es cierto que hay un mayor conocimiento y, al menos, ya se sabe que el duelo es un proceso muy doloroso que a veces requiere de ayuda profesional. Antes ni siquiera figuraba el duelo complicado como una forma de trastorno en las clasificaciones diagnósticas y estadísticas, ahora ya sí. Son pequeños avances que animan a seguir intentándolo.

Para finalizar, ¿qué mensaje te gustaría transmitir a las personas que actualmente están en duelo?

Sobre todo, que no están solas, que hay personas que están a su disposición si sienten que necesitan un poquito de apoyo. Que tienen derecho a vivir su duelo, a expresar su dolor y a poder tener sus estados de vulnerabilidad, de no poder. También les diría que, aunque parezca que el dolor es tanto que ya no se podrá salir adelante, les puedo asegurar que del duelo se sale, que poco a poco el dolor se va amortiguando y las fuerzas se regeneran, que confíen en ellas mismas y que se atrevan a pedir lo que necesiten.

En Fundación Hospitalarias Arturo Soria, esperamos que esta entrevista sirva para fomentar la concienciación social sobre la necesidad de humanizar el acompañamiento, en los momentos más difíciles. Por nuestra parte, con formaciones como esta reforzamos nuestro compromiso por seguir ofreciendo espacios de escucha y apoyo para quienes lo necesiten. ¡Muchas gracias Marisa!

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