En la Clínica San Miguel – Línea de Rehabilitación Psicosocial (CSM-LRHP), de Hermanas Hospitalarias, apostamos por explorar y compartir ideas sobre la importancia de las relaciones interpersonales saludables y cómo estas pueden contribuir al bienestar emocional y mental de las personas. Para ello, hoy 9 de abril de 2024, usuarios y profesionales de CSM-LRHP han podido disfrutar de una charla-coloquio titulada “vínculos que cuidan” a cargo de Luis Aranguren, doctor en filosofía, profesor de ética en la Universidad Complutense, consultor, formador y escritor de más de 20 libros. Quien, además, es experto en participación social y desarrollo de organizaciones en España, Portugal y América Latina.
En el Modelo Asistencial de Hermanas Hospitalarias trabajamos desde el vínculo. Para nosotros los vínculos son importantes porque «somos lo que cuidamos». Por este motivo, y para comprender mejor la importancia de generar “vínculos que cuidan”, entrevistamos a Luis Aranguren.
¿Cómo definiría usted un «vínculo que cuida»?
Yo creo que la esencia del cuidado es el vínculo, que se enlaza con movimientos suaves de acogida, escucha, incondicionalidad y solicitud ante el otro. El vínculo que cuida se resume en un “aquí estoy para ti”, sin heroísmos, con la humildad de quien porta la propia fragilidad como parte del cuidado que proporciona. Las personas somos relación y nos lo jugamos, casi todo, en generar relaciones sanas y humanizadoras.
¿Cuál es la importancia de los vínculos que cuidan, a nivel individual y como sociedad?
En una sociedad extremadamente individualista y donde crece el desamparo, a todos los niveles, los vínculos que cuidan aparecen como tienda de campaña donde se ampara al desvalido. Lamentablemente, no mejoramos tras la pandemia, y solo la convicción de cuidarnos, desde la creación de vínculos saludables, podrá hacernos mejorar como especie humana, una especie en peligro de extinción por los graves desajustes que los humanos hemos desarrollado en nuestro frágil planeta.
¿Qué papel juega la ética en la construcción y mantenimiento de vínculos que cuidan?
La ética nos recuerda que solo construyendo valores éticos, que humanizan, podremos vivir con altura de miras. Según cuenta el filósofo Habermas, él y Marcuse discutían a acerca de la fundamentación de los juicios morales. Pues bien, dos días antes de morir en un hospital de paliativos, Marcuse respondió así a su viejo amigo Habermas: «¿Ves? Ahora sé en qué se fundan nuestros juicios de valor más elementales: en la compasión, en nuestro sentimiento por el dolor de los otros«. Esto demuestra que, al final lo que cuenta es el abrazo, la ternura y el espíritu que mantiene la sensibilidad ante el sufrimiento. Lo demás son teorías sobre las que no conviene especular mucho. La ética es la respuesta incierta ante el sufrimiento del otro, porque nunca sabemos exactamente si hemos acertado del todo. De ahí la exigencia del comportamiento ético, que siempre nos pide aprender sobre la acción y sobre la vida que vamos haciendo.
¿Por qué es importante cuidar los vínculos profesionales?
Porque los vínculos de cuidado si no se usan, ni favorecen, al final se oxidan. Los profesionales de los cuidados son los primeros que han de estar atentos a no descafeinar la carga ética del cuidado, ni que caiga en un eslogan del momento. Vivimos en la era del “cuidado superstar”, pero los profesionales de la salud saben que eso no suena bien. Por el contrario, sí saben que el cuidado es costoso, paciente, a veces rutinario, cansado y, si no se equilibra acertadamente, puede conducirnos al descuido personal. Cuidar los vínculos profesionales es, también, cuidarnos entre los profesionales y voluntarios de una institución. Ojalá entre trabajadores y voluntarios pueda emerger la tremenda pregunta con la que la filósofa Simone Weil resumía el amor compasivo: “¿Cuál es tu tormento?”.
¿Cómo pueden las personas cultivar y fortalecer vínculos que cuidan?
Yo diría que, en primer lugar, sabiendo parar esa locomotora que llevamos dentro, llena de prisas y agobios. Es sano podernos preguntar: ¿desde dónde hago lo que hago?. De forma complementaria, es imprescindible fomentar procesos formativos, no en clave de “torrente” de cursos, sino de puesta en marcha de procesos de reflexión compartida sobre la acción que se va realizando; esa reflexión a veces irá acompañada de sesiones donde se aportan nuevas visiones, estrategias y herramientas, y en otras habrá más tiempo para compartir sentidos y sentires, así como trayectorias personales y profesionales. Es preciso cuidar los depósitos de sentido, que no hay que dar por supuesto, en organizaciones basadas en el cuidado integral.
¿Qué desafíos éticos se presentan en la gestión de vínculos que cuidan en contextos sanitarios?
Los vínculos que cuidan nos hablan de tratar bien al otro, respetarle, dejarle aparecer, reconocer su dignidad, posibilitar que se escuche la palabra del otro. Quien cuida debe soltar expectativas, y teorías, acerca de cómo el otro debe ser o se debe comportar. La ética es la tierra “buena” en la que se siembra el cuidado; porque donde hay cuidado no hay agresión, no hay indiferencia, no hay maltrato, no hay abuso.
¿Cuál es el papel de la empatía en la formación de vínculos que cuidan?
El vínculo que cuida requiere atención plena en relación con la persona con la que se está, y eso se construye con sabiduría para conectar con el mundo interior de la persona y con la capacidad para transmitir comprensión, sin juicio y sin recetas para solucionarle al otro la vida.
¿Cuál es la relación entre el autocuidado y la capacidad para mantener vínculos que cuidan con los demás?
Es la misma relación que entre el sano amor a uno mismo, necesario para poder amar a los demás. El autocuidado nace del aprecio a uno mismo. Cuidamos lo que amamos y amamos lo que cuidamos, dice Leonardo Boff, … empezando por uno mismo.
¿Cómo pueden los conflictos fortalecer o debilitar los vínculos que cuidan?
Los conflictos aceptados, integrados y trabajados desde una perspectiva sanadora y, si se puede, reconciliadora, son fuente de fortalecimiento de los vínculos. Los vínculos se debilitan por falta de uso, dándolos por supuestos o generando relaciones de dominio y competitividad.
¿Cree usted que los referentes de cuidados, actuales, son los de antes? ¿Se podría hablar de nuevos paradigmas en el cuidado?
Más que de nuevos paradigmas en el cuidado, yo hablaría del cuidado como nuevo paradigma, emergente de una sociedad de los cuidados. Aquellos deportistas uruguayos que sobrevivieron 72 días en la Cordillera de los Andes en 1972, y sobre quienes se hizo la película “La sociedad de la nieve”, pueden ser referentes de esta nueva sociedad. Uno de ellos, al ser rescatado tras tantos días, donde sobrevivieron gracias al apoyo mutuo, la colaboración y el cuidado entrañable, decía lo siguiente: ”al ser rescatados tuvimos la sensación de dejar un mundo en gestación”. Ese mundo en gestación es el que seguimos “pariendo” entre todos, desde el paradigma del cuidado como forma de vincularnos entre los seres humanos y de construcción de un mundo más justo.
Agradecemos a Luis, por concedernos esta entrevista, y a Juan Carlos, coordinador de pastoral de la salud y voluntariado, por hacerlo posible.