En la Fundación Hospitalarias Arturo Soria, trabajamos para transformar la percepción de la salud mental entre los más jóvenes

Con el objetivo de reducir el estigma asociado a la salud mental y fomentar la inclusión social, la Fundación Hospitalarias Arturo Soria ha lanzado una iniciativa innovadora que conecta a personas con trastorno mental grave y estudiantes de bachillerato. A través de encuentros educativos y vivenciales, el equipo de terapia ocupacional de la Clínica, ubicada en la calle Arturo Soria, de Madrid, busca crear espacios de aprendizaje mutuo que promuevan la empatía, la comprensión y un cambio en la percepción de los jóvenes sobre la salud mental.

Un proyecto basado en la experiencia compartida

La iniciativa se ha estructurado en dos encuentros interconectados. En primer lugar, un grupo de pacientes, de la Clínica, visitó el colegio Ramón y Cajal, donde los alumnos de 2º de Bachillerato les guiaron en un recorrido por su entorno educativo, explicando su funcionamiento y dinámica diaria. Posteriormente, en una sesión de intercambio, los pacientes pudieron presentarse y compartir sus experiencias, dando a conocer el recurso asistencial en el que participan. Este encuentro facilitó una conversación enriquecedora sobre salud mental y vivencias personales.

En la segunda fase del proyecto, los alumnos fueron invitados a visitar la clínica, donde tuvieron la oportunidad de conocer las instalaciones, interactuar con los pacientes y compartir una charla centrada en intereses, rutinas y aspiraciones. Esta experiencia permitió que los estudiantes reconocieran que, más allá del diagnóstico, existen muchas similitudes entre ellos y los pacientes, promoviendo una visión más humana e inclusiva de la salud mental.

Beneficios para los alumnos: aprendizaje y sensibilización

Para los alumnos de Bachillerato, esta iniciativa representa una oportunidad de aprendizaje más allá de lo académico. No solo reciben información sobre salud mental desde un enfoque profesional, sino que también pueden interactuar directamente con personas que conviven con un trastorno mental. Este contacto directo les permite desmontar mitos y prejuicios, al tiempo que fomenta la reflexión sobre el bienestar emocional, la diversidad y la necesidad de construir una sociedad más inclusiva.

Además, para aquellos alumnos interesados en carreras relacionadas con la salud y la intervención social, esta experiencia puede ser un primer acercamiento valioso y significativo.

Impacto en los pacientes: empoderamiento y conexión con la comunidad

Desde la terapia ocupacional, se reconoce la importancia de la participación en actividades significativas como parte del proceso de rehabilitación. Poder compartir sus experiencias con jóvenes y sentirse escuchados refuerza la autoestima de los pacientes, su percepción de autoeficacia y su sentido de pertenencia a la comunidad.

Asimismo, esta iniciativa les brinda la posibilidad de asumir un rol activo como agentes de sensibilización y educación, fortaleciendo sus habilidades comunicativas y sociales en un entorno seguro. Este tipo de experiencias contribuyen de manera positiva a su proceso de recuperación e inclusión social.

El papel de la terapia ocupacional en la rehabilitación e inclusión

El equipo de terapia ocupacional, de la clínica, juega un papel clave en la planificación y acompañamiento de estas actividades. Desde la preparación previa con los pacientes hasta la mediación durante los encuentros, se trabaja para que la experiencia sea enriquecedora para ambas partes.

Se realizan sesiones previas con los pacientes para ayudarles a expresar sus vivencias de manera cómoda y segura. Durante las actividades, se facilita el diálogo entre alumnos y pacientes, garantizando que la interacción sea respetuosa y significativa. Además, se observa cómo los pacientes ponen en práctica sus habilidades sociales en un contexto real, lo que permite evaluar su proceso de recuperación.

Estrategias para generar un impacto duradero

Para garantizar que esta actividad genere un cambio de percepción real y duradero en los alumnos, se ha apostado por una metodología vivencial. La posibilidad de escuchar directamente a los pacientes y establecer un intercambio cercano favorece una mayor comprensión y empatía, lo que la convierte en una estrategia clave dentro de este enfoque de sensibilización.

Asimismo, se ha trabajado para que este tipo de iniciativas no sean eventos aislados, sino parte de un programa de sensibilización en salud mental a largo plazo dentro del entorno educativo. La proximidad geográfica entre el colegio y la clínica ha sido aprovechada para fortalecer la colaboración y facilitar el contacto directo entre ambas comunidades.

Planes de futuro y expansión de la iniciativa

El objetivo es consolidar esta iniciativa como un programa estable y periódico, ampliando su alcance a otros centros educativos. También se explorarán nuevas formas de participación, como talleres conjuntos entre alumnos y pacientes, proyectos artísticos o actividades deportivas compartidas.

Además, se busca establecer colaboraciones con otros recursos comunitarios, como asociaciones de salud mental, universidades y espacios culturales, con el fin de seguir promoviendo la inclusión social y reforzar la educación en salud mental dentro de la comunidad.

Esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo el trabajo conjunto entre pacientes, profesionales y comunidad educativa puede contribuir a cambiar la percepción sobre la salud mental, promoviendo una sociedad más empática e inclusiva.

De izquierda a derecha, Irene García-Ballesteros, Silvia Sánchez, Sandra Arnuero y Verónica Jorge, equipo de terapia ocupacional de la clínica.
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